La empresa brindaba una escasa atención de una o dos veces por semana por tres horas en las sucursales de Aguaray, General Güemes, Rosario de la Frontera, San Antonio de los Cobres, Metan, Orán, Tartagal, causando gran incertidumbre a los usuarios que concurrían a las oficinas en busca de información o realizar un reclamo urgente como la pérdida de gas o a solicitar la reconexión del servicio; pedir facturas que no llegaron al domicilio o la impugnación de las mismas en caso de sobrefacturación; también a realizar un plan de pago en caso de mora, con la particularidad de que a veces el turno asignado no coincidía con la urgencia requerida por el usuario.

 
Los más afectados son aquellas personas mayores que se ven imposibilitados para solucionar los problemas por los canales de atención virtual o telefónica.